Martes

18 noviembre 2006

Hablar con el muro

Mañaria. 18 Noviembre 2006

Querido Jesús:

Sé que no me conoces hoy. Por eso estoy escribiéndote hoy, para que me conozcas aún menos. Hemos coincidido en muchos tramos del camino, incluso caminado juntos durante algunos años pero te fuistes, yo decidí quedarme. Entre toda esta mierda, a pesar de toda esta mierda. Acabé mirando a otra parte, al suelo o al cielo y casi siempre al frente. Me equivoqué, continúo confundido y muy posiblemente igual de equivocado. Hoy podemos hablar de toda esa mierda, incluso ganarnos la vida estudiando, conferenciando, publicando noticias sobre la mierda. Solo podemos hablar amigo mío. Parece una mierda, solo parece ...


Ya no me conoces, no me reconocerías. Soy distinto y no cuento, no narro, ni hago literatura con la pintura. Ya no actúo políticamente, solo me río (como un bufón) de nuestra propia naturaleza, de nuestros errores. ¿Qué errores?. ¿Con que modelo de perfección nos comparamos para saber que somos un error? ¿Errores, nuestros, suyos, solo míos?. Verás, Jesús, en realidad nadie comete errores, hace aquello que tenía que hacer (por muy horrible que pueda parecer) pero es al hablar, al re-presentar acciones donde nos confundimos. Nuestra naturaleza interior guía nuestras acciones. ¿Es un error tuyo que tu vecino no tenga ni para comer? ¿O que esté enfermo?. Yo que poseo más que él, a costa de acaparar recursos para mantenerme vivo. Se que de la tarta queda apenas un minúsculo trozo a repartir, entre cien o cien mil. He aprendido la lección (aparentemente estoy derrotado), hacer lo correcto consiste en tener lo absolutamente necesario, para poder ser. Aún sabiendo que ese poco, que garantiza mi supervivencia, es deseado por un tercero. Fíjate en lo que me hizo Roberto, ¿debo enfadarme con él?. Es su naturaleza, su instinto de conservación que muchas veces deriva en eso que llamamos codicia. Solo me queda en ser más fuerte que él, evitarlo, lanzarlo fuera de mi espacio personal y que me deje de molestar. Roberto ha sido despedido. Le deseo suerte, sin embargo la realidad es que ahora lo va a tener muy jodido y sinceramente, no lo siento.

Dirás que esto es un horror. Si, es duro. O él o yo. Podría haber perdido, él hizo lo posible durante un año por apartarme de la empresa y condenarme a la miseria. Bien sabes que todo mi capital está invertido en la misma. ¿En que situación hubiera quedado yo de haber tenido éxito sus intrigas?. Hablar nos pierde. Hacer y conspirar en secreto nos ayuda a mantener nuestros recursos para seguir viviendo. ¿Cuánto necesitas tú?. Nada, si acaso un poco de mi memoria, aunque ésto tampoco tenga demasiada importancia. Deja al menos que viva con esta ilusión: soy generoso pues te alojo en la memoria donde se esconde, hoy, tu recuerdo.

Siempre tu amigo. Un abrazo

Firma